Preciosa finca, precioso jardín, jacuzzi que casi nadie visita, vistas buenísimas, parking privado, personal encantador, desayunos tremendos y cenas de quitarse el sombrero, la habitación es algo más floja (falta iluminación) pero lo compensa todo lo demás, y los geles de baño huelen fenomenal a cítricos. Mi estancia preferida en Sicilia.